viernes 19 de diciembre de 2025 - Edición Nº2571

Fitness | 19 dic 2025

Running

Altas temperaturas y running: claves para entrenar de forma segura

Durante gran parte del año, especialmente en primavera y otoño, las condiciones climáticas suelen ser ideales para salir a correr. Sin embargo, el verano plantea un desafío distinto para los corredores, ya que las altas temperaturas pueden transformar un entrenamiento habitual en una experiencia incómoda e incluso peligrosa. Mientras que correr con 25 grados ya implica una exigencia extra para el organismo, hacerlo con 35 grados o más supone un riesgo que no debe subestimarse. El calor propio del verano afecta directamente el rendimiento físico, acelera la deshidratación y aumenta la posibilidad de sufrir un golpe de calor, mareos o fatiga extrema. Por ese motivo, es fundamental tomar recaudos y adaptar los entrenamientos, priorizando siempre la salud por sobre los objetivos deportivos.


1. Hidratación constante y planificada

No alcanza con tomar agua durante la corrida: la hidratación comienza antes de entrenar y continúa después. El cuerpo debe llegar bien hidratado al momento de salir a correr, por lo que, si el entrenamiento es por la mañana, es recomendable empezar a consumir líquidos desde la noche anterior. Durante la actividad, llevar agua resulta clave, ya sea en un cinturón, una manopla o botellas flexibles que se adaptan al movimiento. Al finalizar, reponer líquidos ayuda a una mejor recuperación.

2. Ropa adecuada para combatir el calor

La indumentaria cumple un rol central en los días de altas temperaturas. Se recomienda utilizar ropa ligera, transpirable y de colores claros, ya que absorbe menos calor. El uso de gorra puede ser un gran aliado para protegerse del sol directo y, si se humedece previamente o durante la corrida, contribuye a generar una sensación de mayor frescura.

3. Elegir correctamente el horario de entrenamiento

Los mismos momentos del día en los que se aconseja evitar la exposición al sol son aquellos en los que también conviene no salir a correr. Las primeras horas de la mañana o el atardecer suelen ser las opciones más seguras, ya que las temperaturas son más bajas y la radiación solar es menor. Adaptar el horario puede marcar la diferencia entre un entrenamiento saludable y uno riesgoso.

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