
Fitness | 16 oct 2025
Running
La naturaleza, el gimnasio más antiguo y efectivo del mundo
Un nuevo estudio de las universidades de Copenhague y Verona confirma lo que muchos intuyen: hacer ejercicio en la naturaleza ofrece beneficios físicos y mentales superiores a los del gimnasio o la ciudad. Entrenar rodeado de árboles mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y favorece una recuperación cardiovascular más rápida.
El experimento: tres escenarios, un mismo esfuerzo
Durante la investigación, 25 jóvenes caminaron durante una hora a ritmo constante (6 km/h) en tres entornos distintos: un parque forestal, una zona urbana y una sala de entrenamiento cerrada. Los resultados fueron contundentes: la naturaleza potenció tanto la respuesta psicológica como la fisiológica.
Quienes realizaron la caminata en el bosque reportaron menos fatiga, mayor sensación de calma y un ánimo más positivo. Además, mostraron una frecuencia cardíaca más estable y niveles más bajos de cortisol, la hormona asociada al estrés.
El cerebro humano, programado para lo natural
No se trata solo de sensaciones: el cuerpo humano mantiene un vínculo evolutivo con los entornos naturales. Tras milenios de adaptación en contacto con la tierra, el aire y el agua, el organismo sigue respondiendo mejor ante paisajes verdes que frente al cemento.
En los entornos cerrados, los participantes experimentaron más ansiedad, aburrimiento e irritabilidad, mientras que al aire libre esos indicadores disminuyeron de forma notable. Incluso, el aburrimiento fue prácticamente inexistente en la naturaleza, lo que refleja una conexión emocional más rica con el entorno.
Motivación y hábito: querer volver a hacerlo
Uno de los hallazgos más interesantes fue la mayor intención de repetir la actividad en quienes entrenaron en la naturaleza. No se trata solo de sentirse bien durante el ejercicio, sino de querer volver a hacerlo, un aspecto clave para consolidar hábitos saludables a largo plazo.
La variabilidad de la frecuencia cardíaca, un indicador del equilibrio entre estrés y recuperación, fue hasta un 30 % mayor tras ejercitarse en espacios verdes, señal de que el cuerpo activa más eficazmente los mecanismos de relajación y recuperación física.
Una dosis semanal de aire libre
Aunque los gimnasios ofrecen ventajas sociales y estructurales, los expertos recomiendan incorporar al menos una sesión semanal al aire libre. Caminar media hora en un parque, un bosque urbano o la playa puede tener efectos acumulativos sobre la salud integral: mejora el ánimo, fortalece el corazón y calma la mente.
La naturaleza como medicina pública
El estudio, publicado en Psychology of Sport and Exercise (septiembre de 2025), plantea un desafío para las políticas de salud y urbanismo: la naturaleza debe considerarse infraestructura sanitaria. No es solo un paisaje agradable, sino una herramienta de prevención y bienestar colectivo. Ciudades como Barcelona o Copenhague ya impulsan corredores verdes y bosques urbanos no solo por su valor ecológico, sino por su impacto directo en la salud ciudadana. En la misma línea, el Parlamento Europeo propone destinar al menos el 10 % del suelo urbano a espacios naturales accesibles.
Incluso, algunos sistemas de salud —como el programa Nature Prescriptions en Escocia— ya prescriben paseos en la naturaleza como parte del tratamiento para pacientes con ansiedad, depresión leve o enfermedades crónicas.


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