
JJ. OO. | 24 ago 2025
Juegos Panamericanos Junior 2025
Asunción 2025, entre la emoción de las medallas y las dificultades que enfrenta la prensa independiente para ser valorada
Con el telón bajado en Asunción, los II Juegos Panamericanos Junior dejaron a la Argentina en un meritorio quinto puesto del medallero, con 95 preseas (27 doradas, 38 plateadas y 30 de bronce) y una actuación que, en comparación con Cali Valle 2021, marca un salto cualitativo y cuantitativo de gran proyección rumbo a Los Ángeles 2028. La delegación, conformada por 338 atletas —un tercio provenientes de los Juegos Evita— volvió a demostrar que el semillero argentino sigue intacto. Sin embargo, más allá de los números deportivos, la cobertura periodística de este evento merece un análisis aparte. Y aquí es donde se evidencian las luces y sombras de una organización que, en muchos aspectos, no estuvo a la altura de las circunstancias.
La otra cara de los Juegos: las dificultades de la prensa
Quienes viajamos a cubrir estos Juegos sabemos del esfuerzo que implica representar al periodismo independiente. Los recursos no caen del cielo: debemos conseguir hospedaje, transporte y alimentación por nuestra cuenta, además de sostener el equipamiento técnico necesario para llevar contenidos de calidad a nuestros medios (no me quejo, al contrario, me encanta lo que hago; simplemente informo sobre nuestro rol). Y cuando, tras todo ese sacrificio, el trato recibido no corresponde a la tarea que uno viene a cumplir, la frustración es inevitable.
Los problemas fueron variados: micros de prensa que nunca salían en horario y que, además, omitían paradas intermedias, obligando a recurrir a aplicaciones de transporte privado con un gasto que no estaba previsto; voluntarios bienintencionados, pero sin preparación para comprender las urgencias del trabajo periodístico —la inmediatez es nuestra materia prima—; y la desorganización total de la ceremonia inaugural, donde decenas de colegas quedaron afuera bajo el argumento de que no había más lugares, cuando dentro del estadio sobraban butacas vacías. Esa situación, por sí sola, refleja la falta de criterio: los periodistas no estamos allí para "pasar el rato", como más de una vez se nos dio a entender, sino para trabajar.
A esto se suma un reclamo constructivo hacia el propio Comité Olímpico Argentino: sería valioso que en el futuro brinde más apoyo a la prensa nacional. En Santiago 2023, por ejemplo, la experiencia fue mucho más ordenada y favorable. No se trata de pedir privilegios, sino de reconocer que sin periodismo no hay difusión, y sin difusión el deporte se apaga.
Los aciertos: transporte interno, acceso y calidez paraguaya
No todo fue negativo. Al contrario: el transporte interno entre sedes deportivas funcionó de manera excelente, algo fundamental en complejos con distancias largas entre disciplinas como el rugby, el polígono de aire, el judo o el natatorio. La cobertura dentro de las sedes también fue fluida: se pudo filmar, fotografiar y entrevistar a los protagonistas sin las restricciones excesivas que a veces entorpecen más que ayudan.
El servicio de lunch para la prensa, aunque con demoras en la reposición, resultó más que digno, y la predisposición tanto de atletas como de entrenadores fue ejemplar: siempre abiertos al diálogo, lo que permitió generar contenido de valor y construir una conexión más cercana con los protagonistas.
Y, por último, lo más importante: la calidez de los paraguayos. Esa hospitalidad, ese trato humano, hacen que las dificultades de la organización se sobrelleven mejor. En un mundo que suele volverse frío y burocrático, la calidad humana sigue siendo lo esencial.
El balance final
Argentina cumplió un papel brillante en lo deportivo, con figuras como Agostina Hein y Paulina Barreiro brillando en lo más alto del podio. El canotaje, el deporte más laureado con siete títulos, marcó la pauta de una delegación que supera su propio pasado y mira con ambición el futuro.
Pero el periodismo independiente, una vez más, quedó relegado a un lugar secundario dentro de la maquinaria organizativa. Ojalá que quienes conducen estos eventos comprendan que nuestro trabajo también forma parte del espectáculo: somos el puente entre el atleta y la gente. Y ese puente necesita sostén, respeto y condiciones adecuadas para poder cumplir su rol.
En definitiva, Asunción 2025 deja dos enseñanzas: que Argentina tiene presente y futuro deportivo, y que el periodismo, aun entre obstáculos, sigue siendo la voz que conecta esos logros con la sociedad. Solo falta que los organizadores, de una vez por todas, lo comprendan.


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