Bailando con témpanos: el arte de nadar en el fin del mundo

Aunque su primer deporte fue el tenis, una lesión la llevó de nuevo al agua, esta vez a temperaturas extremas. “Me enamoré del agua fría”, cuenta. De la mano de entrenadores como Alejandro Muchastegui, Matías Ola y su actual técnico de aguas frías, Pablo Pera, fue aumentando progresivamente su resistencia: de tres minutos iniciales pasó a nadar 20 sin traje de neopreno. Ha cruzado la ría local, el Canal de Beagle y ahora se enfrenta a uno de los escenarios más desafiantes del planeta.

En Calafate competirá en cinco pruebas: 50 y 200 metros pecho, y 100, 200 y 500 metros libres —esta última considerada la más exigente—. Su preparación combina fuerza física y, sobre todo, mental. “Esto es 60% mental. Hay que estar convencida. Pero nunca se nada sola, siempre en comunidad”, afirma. La aclimatación la realiza en la ría o junto a los kayakistas locales, incluso bajo temperaturas bajo cero.

Nadar frente al Perito Moreno es, para ella, una experiencia indescriptible: “Es como estar dentro de un cuadro. El canal de los témpanos, las brazadas entre hielos flotantes y el viento patagónico superan cualquier competencia”.

En cada brazada piensa en su familia y en quienes la apoyan. “Me olvido del frío, de todo. Sólo quiero disfrutar y llegar”. Sabe que la hipotermia y el temblor posterior son inevitables, pero los enfrenta con técnica, abrigo inmediato y bebidas tibias.

Más allá de competir, Maru quiere inspirar: “Cualquier persona lo puede hacer, con responsabilidad y progresión”. Ya ha motivado a adultos, jóvenes y a sus propias hijas —una nadadora y otra corredora—, quienes también la asesoran en nutrición.

Fuente: El diario Nuevo Dia (Santa Cruz)