sábado 26 de julio de 2025 - Edición Nº2425

Otros | 22 jun 2025

Atletismo

Turquía va por el atletismo jamaicano: una operación que enciende las alarmas

Una ambiciosa operación de Turquía amenaza con desmantelar parte fundamental del atletismo jamaicano, despertando serias preocupaciones en la comunidad atlética internacional. Según reveló SportMax, Roje Stona, campeón olímpico en lanzamiento de disco, y Rajindra Campbell, medallista de bronce en lanzamiento de peso en París 2024, han solicitado cambiar su nacionalidad y representar al país euroasiático. El movimiento, lejos de ser aislado, podría sumar nuevos nombres de peso.


El medio Omilia Sports advierte que Jaydon Hibbert, actual campeón mundial sub-20 de triple salto, y Wayne Pinnock, flamante subcampeón olímpico en salto en largo, también estarían evaluando sumarse a esta “fuga” que preocupa a las autoridades del deporte jamaicano. Si se concreta, la isla caribeña podría perder a tres de sus seis medallistas en París 2024, un golpe de alto impacto para una nación que ha hecho del atletismo una bandera de identidad nacional.

El ministro de Deportes turco, Onder Ozbilen, confirmó los primeros fichajes, asegurando que “habrá un proyecto para ellos, una inversión, serán nuestros embajadores”. El ofrecimiento no es menor: un bono de medio millón de dólares para cada atleta, un salario mensual y premios extraordinarios por medallas en Los Ángeles 2028. Cabe recordar que Turquía fue uno de los países que más pagó por medallas olímpicas en París: 531.000 dólares al oro, 313.000 a la plata y 157.000 al bronce.

Detrás del atractivo económico, sin embargo, se esconde una estrategia que genera debate ético y deportivo. Turquía ya ha sido cuestionada en el pasado por “importar” talento africano: corredores kenianos y etíopes que adoptaron nombres turcos y representaron al país en citas internacionales. Entre ellos, Yasemir Can, Ali Kaya, Polat Kemboi Arikan o Elvan Abeylegesse (quien luego fue despojada de sus medallas olímpicas por dopaje).

La urgencia por concretar los cambios no es casual: la normativa de World Athletics exige tres años desde la obtención de una nueva ciudadanía para competir oficialmente, por lo que los atletas naturalizados por Turquía no podrían estar presentes en el Mundial de Tokio 2025 ni en el de Pekín 2027, y recién debutarían en Los Ángeles 2028.

La maniobra deja expuesta una grieta en el sistema internacional del atletismo, donde los incentivos económicos pueden más que la identidad deportiva. ¿Hasta qué punto se puede hablar de representación nacional cuando los atletas son “fichados” como en una liga profesional? ¿Qué pierde y qué gana el deporte cuando se transforma en un mercado de pasaportes?

En Jamaica, la preocupación es palpable. El país que moldeó a leyendas como Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser-Pryce enfrenta ahora una amenaza silenciosa, pero profunda: la pérdida de sus nuevas joyas, tentadas por un modelo donde la camiseta importa menos que el contrato.

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