
Otros | 10 may 2025
El nuevo Papa León XIV y su pasión por el tenis: un lado personal del pontífice que genera cercanía
La elección del cardenal Robert Francis Prevost como nuevo líder de la Iglesia Católica, bajo el nombre de León XIV, no solo marcó un hito en la historia reciente del Vaticano, sino que también trajo consigo detalles personales que comenzaron a conocerse tras la histórica fumata blanca. Uno de los aspectos que más llamó la atención fue su afición por el tenis, un deporte que ha acompañado al Sumo Pontífice durante gran parte de su vida.
Prevost, de 69 años, nació en Estados Unidos y vivió más de cuarenta años en Perú, donde desarrolló una intensa labor pastoral. En una entrevista concedida el 30 de septiembre de 2023 al arzobispo emérito de Chiclayo, reveló su entusiasmo por esta disciplina. “Me considero un gran aficionado al tenis”, afirmó con entusiasmo, al recordar su relación con el deporte.
Durante la conversación, el ahora Papa número 267 de la historia expresó también su pesar por no poder practicarlo con la frecuencia deseada. “Desde que dejé Perú tuve pocas ocasiones de jugar, así que estoy deseando volver a las canchas, aunque mi nuevo trabajo no me ha dejado mucho tiempo libre para ello hasta ahora”, comentó entre risas. Estas declaraciones cobraron notoriedad poco después de su proclamación, generando simpatía entre fieles y seguidores que valoran este costado más humano y cercano del nuevo pontífice.
A diferencia de su antecesor, el argentino Francisco —conocido por su pasión por el fútbol y su fanatismo por San Lorenzo—, León XIV se inclina por disciplinas individuales como el tenis. Esta diferencia en las preferencias deportivas marca un contraste entre ambos líderes, pero también refleja cómo el deporte continúa siendo un puente de conexión entre el Papa y los fieles, más allá de las disciplinas elegidas.
El vínculo del nuevo Papa con el tenis no es reciente. Durante su permanencia en Perú, se lo vio participar en diversos encuentros deportivos organizados por comunidades locales, en los que solía destacar por su técnica y por el buen humor que mostraba en la cancha. Aunque sus responsabilidades dentro de la estructura eclesiástica redujeron su participación activa en los últimos años, su pasión por el tenis se ha mantenido intacta.


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