
Otros | 6 may 2025
Fútbol
Canchas con barro, tribunas con heridas
Un informe de Booster Mental pone en evidencia la normalización de la violencia en el fútbol, especialmente en divisiones juveniles y del ascenso. El documento incluye cifras alarmantes, testimonios directos y propone soluciones urgentes para frenar una problemática que afecta el bienestar emocional de todos los actores involucrados.
La violencia en el fútbol argentino ya no es una excepción: es parte de la rutina. Así lo demuestra el informe “Canchas con barro, tribunas con heridas”, elaborado por el colectivo Booster Mental. El estudio aborda con crudeza y evidencia la convivencia constante con agresiones físicas, verbales y simbólicas en canchas de todo el país, con especial foco en el ascenso y las divisiones juveniles.
Una realidad que se repite cada fin de semana
El relevamiento incluye testimonios de jugadores, entrenadores, árbitros y familias, y presenta datos contundentes: más del 70% de los encuestados reconoce haber sido víctima o testigo de situaciones violentas en el entorno futbolístico. Pero la violencia no es solo lo que se ve en las noticias o se viraliza en redes: también es la presión psicológica, los insultos normalizados, las amenazas que circulan dentro y fuera del campo de juego.
Los relatos recopilados muestran una realidad extendida: árbitros que arbitran con miedo, chicos que lloran antes de entrar a la cancha, padres que se enfrentan entre sí, técnicos que naturalizan gritos y humillaciones. Todo esto genera un clima que, lejos de formar, lastima.
Un daño que no se ve: la salud mental
Uno de los aspectos más destacados del informe es el análisis del impacto emocional que estas situaciones tienen sobre los protagonistas del deporte. Booster Mental señala que la violencia sostenida genera estrés, ansiedad, frustración y desgaste emocional, especialmente en niños y adolescentes. Además, muchas veces estas experiencias no encuentran espacios de contención ni acompañamiento profesional.
“El problema no es solo lo que se hace, sino lo que se permite y lo que se calla. Hay una cultura instalada de que ‘el fútbol es así’, y eso justifica la agresión, el maltrato y la presión desmedida”, dice uno de los profesionales que integran el equipo del informe.
Una cultura que se transmite
El informe también advierte sobre la transmisión generacional de la violencia: desde la tribuna, los adultos reproducen conductas que luego los más chicos imitan dentro del campo. A esto se suman prácticas institucionalizadas, como la exigencia excesiva de resultados en categorías formativas o la falta de acompañamiento emocional en momentos de frustración.
Booster Mental denuncia que el fútbol argentino, en muchos niveles, funciona sin herramientas emocionales ni límites claros, lo que convierte cada partido en un potencial escenario de conflicto.
Canchas con barro, tribunas con heridas no es solo un título: es una metáfora de un sistema futbolístico que está dañado y que necesita urgente reparación. El informe no se queda en la denuncia: propone acciones concretas como la incorporación de psicólogos deportivos en clubes, la formación emocional para entrenadores, campañas de concientización para familias y marcos de contención institucional.
El fútbol argentino necesita recuperar su esencia como espacio de juego, respeto y desarrollo. Para que competir no sea sinónimo de sufrir, y para que la pasión no justifique el daño. Porque si seguimos normalizando la violencia, lo que se pone en juego no es solo un partido: es el futuro emocional de toda una generación.


Primera División AFA
Una final sin cancha: la vergüenza del fútbol femenino argentino

Dime con qué perro andas y te diré cuánto amor cargas

El talento que se exporta: Matías Bellido, otra promesa del triatlón que mira al exterior para crecer
