"Estoy muy ansiosa porque estoy viviendo el sueño de mi vida", confesó en diálogo con El Diario Sur. Su llegada al Decano no fue casualidad, sino el resultado de un llamado de su hermana, quien la alentó a probarse en el club. Desde su natal San Clemente del Tuyú, viajó con incertidumbre pero con una meta clara: quedarse. Superó distintas pruebas y, entre 65 postulantes, logró un lugar en la Reserva dirigida por Xoana Rojas.
El destino la puso a prueba y ella no dudó en aceptar el desafío. Aunque las dudas la rondaban, se instaló en el conurbano bonaerense para demostrar que podía. En la recta final del año pasado, se destacó en las divisiones inferiores, primero ingresando desde el banco—como en su debut contra Defensa y Justicia en el clásico zonal—y luego afianzándose como titular en la delantera. Su esfuerzo y talento no pasaron desapercibidos, y en el verano dio el salto a Primera bajo la aprobación de Fernando Pascuale, el entrenador del equipo principal.
Pero mientras el balón rueda, ella no olvida de dónde viene ni el camino recorrido para llegar hasta aquí. Desde pequeña, soñó con ser futbolista, aunque en su pueblo natal no había equipos femeninos. "Desde muy chiquita hago deporte, pero no había ningún club que tuviera fútbol femenino", recordó.
De reina a guerrera: un reinado en dos mundos
Su historia tiene un capítulo curioso y alejado del deporte. En 2022, antes de brillar con la camiseta de Quilmes, Iara se calzó otra vestimenta y se convirtió en Virreina de la Fiesta Nacional de la Corvina Negra. "Es una fiesta tradicional de San Clemente que se hace todos los años el segundo fin de semana de octubre en la Plaza Pereira", contó.
El evento, cargado de historia y tradiciones, incluye un desfile cívico e institucional, un asado de corvinas, la peregrinación de la Virgen Stella Maris y un gran concurso de pesca con importantes premios. "A la noche, además de la comida y las artesanías, se finaliza con espectáculos y la elección de las nuevas soberanas", explicó.
Como virreina, Iara viajó representando a su pueblo en diferentes provincias, incluyendo Córdoba y Corrientes, donde participó en la Fiesta del Surubí. Sin embargo, aunque su título la llena de orgullo, hoy tiene la mirada puesta en otro desafío: ganarse un lugar en la élite del fútbol femenino.
Surcando el césped con la misma pasión que el mar
El presente y futuro de Iara están marcados por la pelota. Quilmes le abrió las puertas y ahora ella quiere retribuir esa confianza con sacrificio y compromiso. "El fútbol femenino cada vez crece más, y eso me da orgullo porque hoy en día somos muchas las que jugamos con pasión y amor por este deporte", sostuvo.
Fuente: El Diario Sur
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