De la gran pantalla al campo: la cineasta estadounidense que conquistó el polo argentino

Conocida por su trabajo en Precious (2009), dirigida por Lee Daniels y basada en la novela Push, Siegel-Magness desafió las expectativas de la industria cinematográfica. Esta película, que narra la desgarradora historia de una joven afroamericana analfabeta y abusada, obtuvo seis nominaciones al Oscar y se alzó con dos estatuillas, además de recibir ovaciones en los festivales de Sundance y Cannes.

Hace siete años, Sarah asumió un nuevo desafío: montar a caballo por primera vez. Aunque le dijeron que era demasiado tarde para aprender, su determinación la llevó a sumergirse en el mundo del polo, un deporte históricamente asociado a los hombres.

Nacida en Boulder, Colorado, hija de los fundadores de la icónica marca de té Celestial Seasonings, Sarah tuvo una infancia alejada de los caballos, debido a la alergia de su padre. Sin embargo, desde el momento en que montó por primera vez, nunca miró atrás. Hoy describe la experiencia de jugar al polo como una de las mayores emociones de su vida.

Desde su haras en La Dolfina Ranch, en Cañuelas, que comparte con su esposo Gary Magness y sus amigos Adolfo Cambiaso y María Vázquez, Sarah lidera un equipo femenino que incluye a Mía Cambiaso, hija de sus anfitriones y una de las promesas del deporte. “El polo femenino no es solo un deporte; es un movimiento”, asegura. En Argentina, donde el polo forma parte de la identidad nacional, las mujeres han pasado de ser espectadoras a convertirse en jugadoras, competidoras y pioneras.

Para Sarah, el lanzamiento del Abierto Argentino Femenino en 2017 fue un punto de inflexión. Según ella, este torneo ofreció a las mujeres una plataforma para demostrar su talento y reivindicar su lugar en el polo. “El crecimiento del polo femenino en los últimos años ha sido extraordinario, y como jugadora, es emocionante ser parte de esta transformación”, expresó. Además, destaca a figuras como Mía Cambiaso, Hope Arellano y Lía Salvo, quienes inspiran a romper barreras y muestran a las niñas que también pueden soñar en grande.

Fuente: Mdz