JJ. OO. | 10 ago 2024
Juegos Olimpicos Paris 2024
Más allá de las medallas: los Juegos Olímpicos y los aprendizajes que nos dejan para la vida
Cada cuatro años, el mundo entero se detiene para admirar la destreza, la pasión y la dedicación de los mejores atletas del planeta. En esta ocasión, gracias a la omnipresencia de las redes sociales, las cifras, novedades y anécdotas de los Juegos Olímpicos están al alcance de todos. Sin embargo, los Juegos Olímpicos representan mucho más que una simple competencia deportiva; son un reflejo de la experiencia humana en su máxima expresión, donde se manifiestan intensamente nuestras emociones, nuestra mentalidad y nuestra capacidad física. En París 2024, hemos sido testigos de hazañas deportivas que nos han dejado sin aliento, así como de historias personales que han tocado nuestras fibras más profundas.
Más allá de las medallas y los récords, los Juegos Olímpicos nos brindan una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nosotros mismos y sobre el potencial que llevamos dentro. ¿Qué podemos aprender de estos atletas de élite? ¿Cómo podemos aplicar sus experiencias a nuestra propia vida? Aunque a primera vista parezca que la distancia entre ellos y nosotros es considerable, lo cierto es que su trayectoria puede ser una fuente de inspiración diaria. Las emociones, los pensamientos, la constancia y la resiliencia son claves no solo en el deporte, sino también en cualquier otro ámbito de la vida. Hoy en día, los atletas desarrollan su carrera acompañados por profesionales de diversas disciplinas como la psicología deportiva, el coaching ontológico, el mindfulness, la meditación, entre otras, que complementan su entrenamiento físico.
La inteligencia emocional se ha convertido en un tema central en el entrenamiento de los deportistas. Esta capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como las de los demás, se refleja tanto en el deporte como en la vida cotidiana. Un atleta con alta inteligencia emocional es capaz de:
- Tomar mejores decisiones: Analizar situaciones, evaluar opciones y decidir bajo presión.
- Desarrollar mayor resiliencia: Recuperarse de fracasos y adaptarse a los cambios con una actitud positiva.
- Fortalecer relaciones interpersonales: Facilitar la comunicación, colaboración y construcción de vínculos sólidos dentro del equipo.
- Mantener la concentración: Controlar emociones negativas como la ansiedad o la ira para alcanzar un estado de "flow".
- Mantener la motivación intrínseca: Encontrar satisfacción en el proceso de entrenamiento y competencia, más allá de los resultados externos.
¿Cómo podemos aplicar estas habilidades a nuestras vidas? ¿Cómo afectarían nuestros resultados y emociones si las desarrolláramos?
Primero, es importante destacar que estas habilidades no son innatas; se aprenden, desarrollan y perfeccionan con el tiempo. Profesionales tanto del deporte como de otros ámbitos juegan un papel clave en el desarrollo de la inteligencia emocional. Los coaches ontológicos, por ejemplo, exploran las emociones, creencias y conversaciones internas que pueden afectar el desempeño óptimo. Proporcionan herramientas y técnicas específicas para la gestión emocional, como la relajación, visualización y resolución de problemas, creando un entorno de entrenamiento seguro y positivo para los atletas. A través de sesiones individuales y grupales, ayudan a desarrollar habilidades como la autoconciencia, la regulación emocional y la empatía, permitiendo a los deportistas afrontar mejor los desafíos.
Cristian Rosso, múltiple medallista en Juegos Panamericanos en remo y participante en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, es hoy coach ontológico. Explica cómo la inteligencia emocional impacta tanto en el deporte de alto rendimiento como en la vida diaria: “Hay que prepararse y hacer todo lo que se crea y pueda. Pero sin olvidar que hay que ser conscientes de que el éxito no depende de un resultado final, sino en cómo se vive día a día, haciendo lo que se elige y que un resultado no invalida todo el proceso”.
Durante estas dos semanas, los deportistas olímpicos nos han enseñado que el éxito no solo se mide en medallas, sino también en la capacidad de superar nuestros propios límites, gestionar nuestras emociones y encontrar la fuerza interior para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles. La perseverancia de un atleta que ha superado una lesión, la alegría de un equipo que ha logrado un objetivo común o la valentía de alguien que ha tenido el coraje de salir de su zona de confort, son lecciones que podemos aplicar en nuestras vidas diarias, ya sea en el trabajo, las relaciones personales o nuestros proyectos.
Todos llevamos dentro un campeón. Solo necesitamos creer en nosotros mismos y trabajar con dedicación para alcanzar nuestras metas. Al igual que los deportistas de élite, podemos aprender a gestionar nuestras emociones, superar nuestros miedos y encontrar la fuerza para seguir adelante, sin importar los obstáculos que encontremos en el camino.