La reina del bronce: en su tercer panamericano, Macarena Ceballos se tomó revancha y se subió al podio en Santiago 2023

Ceballos no tuvo fácil su recorrido como nadadora, pero tampoco el personal, tras sufrir la pérdida de su madre a raíz de un trágico accidente cuando ella tenía apenas 12 años. Sin embargo, esta vez Ceballos se encuentra a sus 28 años quizás en el mejor momento deportivo de su carrera. Y el 21 de octubre, lo ocurrido en el Centro Acuático de Santiago fue la confirmación de su cambio de rumbo, la consolidación y el premio a la mejoría en su rendimiento deportivo, reflejado en los últimos años.

Ceballos finalizó en el tercer lugar de la Final A de los 100 m pecho femeninos con un tiempo de 1:07.68 minutos. Delante de ella estuvieron las canadienses Rachel Nicol, que se llevó la medalla de oro con un tiempo de 1:07.28 minutos, y Sophie Angus, que se colgó la medalla de plata con un tiempo de 1:07.55 minutos. "Me sentí bien; es todo muy positivo. En este momento recuerdo todo lo que luché para estar en este nivel. Lima 2019 fue complicado para mi, porque tuve resultados que no esperaba, pero me centré mucho en mi familia para salir adelante. Una voz en mi interior me decia 'podes dar mas', y le hice caso; agradezco haber escuchado eso. Hoy tengo una medalla panamericana", afirmó en diálogo con los medios de comunicación.

"En lo deportivo, mi equipo siempre me ayudó. Muchos de los que hoy estamos en Chile estuvimos en 2019 en Lima. Mis entrenadores tienen un lugar especial en mi camino; este logro es de todos ellos", agregó la oriunda de Rio Cuarto, que durante el último Mundial de Natación Fukuoka 2023 estableció un tiempo de 1:06.69 minutos en su serie clasificatoria de los 100 m pecho y pudo alcanzar la marca mínima olímpica, clave en el proceso de clasificación a París 2024.

Macarena Ceballos: del drama a la paz dentro del agua

Cuando Macarena Ceballos tenía 12 años sufrió la muerte de su madre de manera intempestiva: su progenitora era docente y perdió la vida a raíz de una explosión que se produjo en un laboratorio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Córdoba. Esa ausencia paradójicamente la acompañó durante toda su vida, especialmente cada vez que se metía en el agua, ya sea para entrenarse o para competir.

Los resultados deportivos, sin embargo, no le acompañaban. En el ámbito panamericano, debutó en los Juegos de Toronto 2015, donde finalizó en el noveno lugar en 100 y 200 metros braza y en el 4º puesto en el relevo 4x100 estilos femenino. En Lima 2019 vivió lo que, según ella, fue una de sus peores experiencias. Terminó novena en los 100 metros pecho y 11ª en los 200 metros pecho. Según declaró la propia cordobesa, después de esa participación, consideró seriamente dejar de nadar.

Pero todo cambió después de la pandemia. Una vez regresada a las piscinas encontró el placer de entrenar nuevamente y creyó que era el momento de ir por todo gracias a la ayuda de una psicóloga. “Después de la pandemia hice un clic y me dije: ya soy grande. Si lo voy a hacer, lo haré al cien por ciento y en serio”, explicó unos días atrás en una entrevista al diario Clarín. Y agregó: “Desde el año pasado, cada vez que me tiro al agua realmente disfruto. Disfruto entrenar, competir y nado igual hasta en un día en el que no estoy bien porque extraño a mi mamá o porque quiero ir a visitar a mi papá. Siento que maduré mucho como deportista”.

Fuente: Olympics