
Discapacidad | 13 mar 2023
El príncipe del hielo: Jean Maggi viajó a la Antártida
El multifacético atleta y emprendedor, Jean Maggi, participó de una expedición al continente más austral, en donde se tiró al agua helada, en una especie de "bautismo", junto a otros compañeros de viaje.
“Yo hago esto para tratar de que otros no sufran lo que sufrí y cambiar la mirada de la discapacidad relacionada a la inmovilidad y la tristeza y mostrar lo de atreverse a soñar”, afirma Jean Maggi, el atleta adaptado que acaba de regresar de una expedición a la Antártida.
Jean, a quien una poliomielitis de niño lo dejó con dificultades en su andar, es un incansable promotor de que las personas con discapacidad pueden perseguir sus sueños, romper barreras y lograr cada desafío que se proponen. Un infarto cambió su perspectiva de la vida, y tras ello con una bicicleta de mano participó de la maratón de Nueva York, cruzó los Andes, subió al Himalaya, y mientras se prepara para viajar al espacio, fue al fin del mundo y conquistó la Antártida, donde se tiró al agua e hizo un bautismo en el continente austral.
“Yo pensaba mucho en cómo describir el viaje a la Antártida, lo que queda en la retina, el olfato, es difícil explicarlo, contarlo en un video. Hay tanta majestuosidad y para mí fue muy impactante”, contó en diálogo con Cadena 3.
El deportista reconoce que todo lo que hace tiene “un poco de locura” pero sobre todo mucho sentido. “Alguien de Samoa, que también viajaba con nosotros se me acercó al final del viaje y me dijo: ‘Debo confesar algo, te vi en tu condición y pensé ¿Qué hace este tipo acá? ¿Qué va a hacer en las expediciones, en los kayak? y me dijo que incluso en una de las comunicaciones con su esposa decía ‘hay una persona que no entiendo a qué vino’. Y cuando me vio subiéndome al zodiaco, a los kayak y pisando la Antártida, su perspectiva cambió”, relató.
Y justamente ése es uno de los objetivos por los que Jean rompe sus propios límites y se aventura a lugares que parecieran imposibles de acceder para alguien como él. “Yo hago eso para tratar de que otros no sufran lo que sufrí, esa mirada de la discapacidad relacionada a la inmovilidad y la tristeza y cambiarla por lo de atreverse a soñar”, subraya.
En la misma Antártida se tiró al agua en una especie de bautismo que realizan todos los que van a la expedición, es decir unas 100 personas de distintos lugares del mundo. “Te atan con una cuerda, te tiran y en segundos te sacan y es una experiencia maravillosa y como un bautismo. Es purificadora porque salís hasta con la última célula del cuerpo activada”, concluyó.
Fuente: Cadena 3


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