
Otros | 9 ago 2022
Tenis de mesa
La escuela para adultos mayores, lo nuevo en el Bar Ping Pong
El exitoso Bar Ping Pong de Villa Urquiza atraviesa una increíble realidad: todos los días, un centenar de personas pasan por sus instalaciones para aprender y jugar al tenis de mesa. Recientemente inauguró la escuela para adultos mayores y estará a cargo de un hombre de la casa, Miguel Wolff.
Para aquellos interesados en jugar al tenis de mesa, tienen que ir directamente al Bar Ping Pong, sin lugar a dudas. 23 mesas de la marca Almar se pueden utilizar de forma gratuita, convirtiendo al lugar en el más grande del país para practicar dicho deporte. Y mejor aún, la administración y el profesionalismo de sus encargados, realmente, lo hacen único.
Miguel Wolff es uno de los habitué del lugar ubicado en Iberá 5257, Villa Urquiza. Varios días a la semana entrena con amigos y, llegada la ocasión, hasta compite amistosamente. Pero desde hace algunos meses, su función se dividió, y se convirtió en profesor de la escuela para mayores de 60 años. “Nicolas Cañeque, uno de los dueños del bar, me vio enseñándole movimientos técnicos a otra persona mayor le gustaron mis formas y me ofreció que arme un equipo. Me encanta dar clases; me divierto y aprendo mucho”, señaló Miguel Wolff en diálogo con Rugido Sagrado.
La escuela para adultos mayores está programada los martes y jueves de 9 a 11 horas. Al momento, 10 jugadores (entre hombres y mujeres) aprenden tenis de mesa, y puntualmente, uno de ellos, tiene 90 años. “No puedo creer la lucidez que tiene; es algo único. Le digo lo que tiene que hacer y lo entiende perfectamente; realmente lo admiro. Algunos movimientos me costaron entenderlos 40 años”, comenta entre risas.
La pasión por el tenis de mesa nació en Miguel cuando tenía 13 años. En aquel entonces, jugaba en una iglesia casi todos los días, y con el paso de los años, decidió inscribirse en clubes de barrio. “No se pueden comparar las épocas; actualmente los materiales son muy distintos. Antes no éramos muchos los que jugábamos, y ahora es increíble la cantidad que hay. Sin embargo, pocos quieren aprender la técnica”, señala. Y concluye: “Esta experiencia es única en mi vida”.


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