La Estacada de Punta Carretas, un club que le da la bienvenida a propuestas inclusivas

El club está ubicado en el punto más al sur de Montevideo, a escasos metros del famoso faro de Punta Carretas. Fundado en 1940 por unos amigos que jugaban a las bochas, la institución dio sus primeros pasos con la práctica de la pesca y luego, con el largo paso de los años, se abrió a las actividades náuticas. Actualmente posee una gran cantidad de socios que disfrutan de clases de vela y catamarán, vela adaptada, remo y pesca.

Carlos Alonso es el fundador de la escuela de vela y vela adaptada y recibió a Rugido Sagrado para dar a conocer los pormenores de la actividad: “Apenas me dieron la oportunidad de trabajar acá, tuvimos que salir a conseguir veleros y una embarcación de apoyo. Los costos son altos en este rubro, pero se pueden bajar con creatividad y ganas de hacer las cosas; cuando mucha gente se junta por un objetivo, se puede lograr mucho con poco. Ya tenemos varios barcos propios, hay muchos chicos que están navegando y vamos evolucionando permanentemente”.

Las clases de vela son ideales para aquellos que nunca navegaron y quieren aprender a hacerlo. Estas se dictan los sábados y domingos de 10 a 14 horas y, para atraer al público, existe una clase de prueba gratuita. “El club es uno más dentro de Montevideo. Las diferencias que puede haber son la impronta de la persona que lleve adelante la actividad y que la comisión directiva está abierta a difundir todas las actividades náuticas de la mejor manera”, manifestó Carlos, quien trabaja en dicho lugar hace dos años.

En otro orden de cosas, el club La Estacada prioriza la inclusión y, por ello, abrió hace no mucho tiempo una escuela de vela para personas adaptadas mayores a 5 años. La actividad es gratuita y se brindan clases teoricas y practicas al aire libre los sabados y domingos de 10 a 14 horas. Carlos es fundador e instructor de la misma y señala: “En esta institución tuve la posibilidad de desarrollar una modificación a los veleros clase Optimist; adaptarlos para que lo pueda usar cualquier persona. La diferencia con uno normal es que es mucho más fácil aprender de cero, más sencillo, seguro y cómodo. Además esta clase tiene la ventaja de que pueden navegar personas mayores. Personas que puedan mover aunque sea una mano, les va a ser fácil navegar”.

Al momento, por el club de Punta Carretas han pasado chicos ciegos y con problemas de movilidad. Justamente, una persona con esta última complejidad asiste a las clases con Carlos pero tiene dificultades para caminar y moverse arriba del barco. Sin embargo, la voluntad es tal que, en todo momento, busca superarse y aprender.