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Otros | 3 oct 2020

El drama de los gimnasios y su futuro incierto en pandemia

Entre alquiler de elementos y clases por Zoom, los trabajadores de la actividad física intentan subsistir dentro de un rubro en peligro, mientras aguardan respuestas oficiales para volver a abrir con los protocolos correspondientes. Rugido Sagrado se comunicó con los profesionales de la salud para conocer el lugar donde están parados en tiempos de pandemia.


Por: Alan Mineo

Gimnasios barriales o grandes cadenas, boxes de CrossFit o funcional; todos con las persianas bajas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), algunos de forma circunstancial, aunque otros de manera definitiva. La pandemia por COVID-19 golpeó con fuerza al rubro de la actividad física, que contempla a unos 80.000 trabajadores y que no sabe cuándo podrá retomar. Desde Marzo permanecen cerrados, a la espera de poder reiniciar con los protocolos correspondientes.

Mientras algunas provincias han reabierto la actividad, hace algunos dias el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, lo descartó al considerar que "la epidemiología de la Ciudad no está lo suficientemente descendida como para activar distintas actividades en áreas cerradas”. En la Provincia de Buenos Aires, a excepción de casos especificos de algunos municipios como San Isidro, Tandil u Olavarría que avanzaron sin el visto bueno del gobierno de Axel Kicillof, la apertura parece mucho más lejana.

Mientras tanto, los trabajadores de la actividad física se la tienen que rebuscar para poder mantenerse a flote en un rubro que teme por su continuidad. “Esta pandemia me represento un gran desafio. Ningún docente en su formación recibió preparación para este acontecimiento. En el club empleábamos los entrenamientos por zoom, pero me preocupaba el hecho de no estar presente en las rutinas que daba para evitar lastimaduras. De a poco estamos volviendo a las plazas”, aseguró Ezequiel Martinez, profesor de educación física y entrenador del equipo de futsal femenino del Club General San Martin, quien reconoce que no le quedó otra que “aggiornarse” para brindarles distintas opciones a sus alumnos para entrenar en sus domicilios sin materiales. Mientras que, Analia Salmeron, coordinadora de natación del San Martin Club del municipio homónimo, piensa que “la vuelta a la actividad no se dará en estos meses”, que “el club hizo todo lo posible para pagarnos con la ayuda del Estado” y que “se hace imposible seguir de esta forma”.

A su vez, Jose Luis Cadavid es dueño de “Sprint Gimnasio” ubicado en Vidal y La Pampa, en el barrio porteño de Belgrano, el cual permanece cerrado desde el 20 de Marzo. “Cerramos con 350 socios activos, de los cuales solo el 9% se sostuvo via Zoom. Luego, comenzamos a alquilar parte de nuestro equipamiento: bicicletas de spinning, algunas barras y otros elementos de entrenamiento funcional. Con eso, la facturación se arrimó al 20%”, comentó. Y aclaró: “Recibimos el ATP y hubo un acuerdo con el Gobierno para no pagar una parte de las cargas sociales y patronales. Sin embargo, estamos endeudados con la parte impositiva y algunos servicios. Es más, la propietaria que me alquila me pidió solo el 30% del total de los 6 meses, aunque no deja de ser muchísima plata. Ahora llega el momento de renegociar el contrato”.

Por el contrario, muchos negocios relacionados directa e indirectamente a la actividad se amoldaron a la “nueva normalidad” y no tuvieron inconvenientes durante estos meses. “Charly” Chagas es director de Fitness Emporium, empresa que vende equipamiento para gimnasios, hoteles, spa y condominios, cuya sede está en Capital Federal, y contó su situación: “Nos adaptamos fácilmente a la nueva demanda. Nunca dejamos de trabajar y el volumen de ventas fue bueno. Armamos un e-commerce (tienda online) y reajustamos la logística para poder hacer entregas entre 3 y 4 dias hábiles desde la compra, contratamos un vendedor que se especializa en ello, y empezamos a importar equipamiento para uso domestico”.

De acuerdo con la información publicada por la Cámara Argentina de Gimnasios, se estima que ya cerraron definitivamente unos 1.000 establecimientos, entre grandes cadenas y negocios de barrio, de un total de 8.000 que operaban en el país antes de la llegada del coronavirus; cerca de un 40% de los gimnasios se encuentran en el AMBA.

Además de armar un protocolo, desde fines de Agosto un grupo de gimnasios y clubes de todo el país reclaman al Gobierno nacional, provincial y porteño ser reconocidos como agentes de salud, ya que, según defienden, su servicio "contribuye al bienestar físico y psíquico de la población". “Déjennos trabajar, somos responsables, nuestros espacios son seguros, somos agentes de salud. La gente necesita hacer actividad física”, opinó con cierta amargura Esteban Basnec, integrante de la Cámara Cordobesa de Natatorios y gerente de DeporBas, empresa dedicada al gerenciamiento de infraestructuras deportivas (gimnasios y natatorios) en la provincia de Córdoba.

Entre esos puntos, los gimnasios piden el reconocimiento como agentes de salud, la reducción del IVA al 10,5%, la continuidad del programa ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) durante los seis meses posteriores al momento de su apertura, el acceso a créditos a tasa cero para pago de salarios, la reducción de aportes y contribuciones, y la reapertura de los establecimientos. Al respecto, el profesor y coordinador del baseball 5 en Argentina, Guillermo Spotorno, aportó que “tiene que haber una política de Estado en cuanto a la salud y actividad física. Lo toman como que la actividad física puede ser perjudicial, y es todo lo contrario. Los gimnasios se han reinventado y han puesto mucho esfuerzo en cómo organizar el espacio para que la gente tenga el menor riesgo posible. En el país, solamente entre el 4 y 6% hace actividad física (sistemática, 3 veces por semana). Deberían tenerlo en cuenta, ya que saca a la gente de muchas situaciones”.

Infinidad de estudios por todo el planeta llegaron a la conclusión de que las instalaciones deportivas no presentan una mayor amenaza de propagación del COVID-19. De hecho, la Universidad de Oslo (Noruega) realizó la prueba con 3764 personas distribuidas en diferentes gimnasios del país y no tuvieron contagiados; para acceder al lugar debían cumplir con las medidas de seguridad comúnmente conocidas (dos metros de distancia, higiene de manos y desinfectantes para limpiar los espacios utilizados), mientras que los trabajadores de la salud se encargaban de controlar el acceso para evitar aglomeraciones. Absolutamente todos los involucrados en el estudio dieron negativo en las pruebas de PCR.

La fecha de apertura de gimnasios, dentro de Capital Federal como primera instancia, aun se observa borrosa, pero José Luis Cadavid, quien también trabaja en el básquet del Club Atlético Platense, sostiene que el 12 de Octubre podría ser el puntapié inicial con un aforo del 30%: “La Cámara Argentina de Gimnasios había pedido un 50%. Osea, un gimnasio que tenia capacidad máxima de 400 personas, mientras estemos en pandemia tendrá 120. Habrá turnos, por supuesto, y si va por el camino correcto, quizá vayan aumentando hasta llegar al 50%. No obstante, muchos clubes del interior reabrieron sus puertas y, con dicho aforo, solo pueden pagar el alquiler y el salario de un empleado. Es más, en Santa Fe, Santa Cruz y Rio Negro olfatean el miedo de la gente, que no quiere volver, y la clientela se les vio afectada seriamente en las ultimas semanas. El rubro, literalmente, la está pasando muy mal”.

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