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Otros | 16 mar 2020

Natación adaptada

Rodolfo Viñas: "Las personas con capacidades diferentes son capaces como la gente convencional, y hay que tratarlas de la misma manera"

El profesor de natación adaptada del Club San Martin, Rodolfo Viñas, recibió a Rugido Sagrado y abrió el corazón para transmitir y desarrollar su trabajo y objetivos con las personas con capacidades diferentes.


Por: Alan Mineo

La discapacidad continúa teniendo diversos tabúes que impiden el crecimiento adecuado de las disciplinas y la difusión de las mismas. Algunas instituciones a nivel nacional y provincial priorizan a las personas no convencionales por sobre el resto y las preparan con entusiasmo y compromiso en el lugar que deseen.

El Club San Martin, a comienzos del siglo XXI, subvencionaba la natación adaptada, aunque por cuestiones económicas dejó de hacerlo en el 2016. A partir del 2005, Rodolfo Viñas se sumó a la actividad como profesor y desde el 2010 la comenzó a coordinar hasta el cierre de la misma. Sin embargo, siguió en contacto con los padres de los chicos que entrenaba y actualmente lo hace de forma particular en la pileta de la institución.

Cuando me ofrecieron esa oportunidad, no dudé en aceptarla ni un segundo, y esas clases no las suspendía por nada. Teníamos dos grupos donde la mayoría tenía síndrome de down y había un cuadripléjico. Podía estar con un mal día que ellos me cambiaban el estado de ánimo; son increíbles. Mi trabajo es muy emocionante y satisfactorio”, le cuenta “Rodo” a Rugido Sagrado sobre sus primeros contactos con la actividad.  

Actualmente tiene 4 personas a las que les enseña todo tipo de herramientas en el agua: Ian (22 años) entrena martes y jueves, y Mercedes (25), Juan Pablo (25) y Guillermo (44) lo hacen los sábados. Cada uno muestra sus dotes los distintos días de la semana, y el profesor destaca algunas de sus características: “La capacidad más diferente con relación a las nuestras es la humana. Son personas respetuosas, cariñosas, educadas y muy cordiales en general con todo el mundo, que tienen sus días como todos y que es muy raro que tengan una conducta impropia (de tenerla, es más entre ellos). Me reciben siempre con alegría, no me juzgan, no están pendientes si soy bueno o malo, me respetan y admiran. Con los profesores nunca van a tener un conflicto”. Y agrega: “Más allá del estímulo que tienen conmigo, hacen diferentes actividades físicas, ya sea en el ámbito escolar o por voluntad propia, puesto que es muy importante la estimulación y apoyo que las familias le brindan para mejorar su desarrollo motor”.

Por otra parte, el período de aprendizaje muestra diferencias entre una persona convencional y otra con diferentes capacidades en la natación adaptada. “Por ejemplo aprenden de forma lenta algún movimiento o gesto nuevo; una persona normal lo puede asimilar en un mes, pero ellos lo hacen en un año aproximadamente –comenta Rodolfo-. En mi trabajo, evalúo el movimiento que la persona tiene y trato de mejorárselo. Seguramente siga manteniendo un error puntual, pero lo va a terminar puliendo y se sentirá mejor en el agua. Además, si veo que puedo exigirlos en sus tareas, lo hago sin ninguna duda, de hecho, algunos pueden llegar a nadar la misma distancia que una persona convencional. Son tan capaces como la gente convencional y por ende hay que tratarlos de la misma manera; nunca se debe hacer la diferencia y sólo hay que respetar sus tiempos”.

El Club San Martin, ubicado en la calle San Lorenzo 2167 del municipio mencionado, posee gran cantidad de profesores que despliegan sus conocimientos en varias actividades además de la natación: gimnasio de musculación, fitness, ciclismo, zumba, choi kwang do y es reconocido históricamente por la colonia de verano para los más chicos, que hace poco cumplió su 20º aniversario.

Rodolfo Viñas, con felicidad a flor de piel en cada respuesta, menciona el objetivo que las personas con distintas capacidades tienen con él y concluye con la evolución personal como profesor en los últimos años: “El eje principal es que se sientan cómodos, sepan que son personas como todos, sean felices, disfruten de la clase y aprendan a defenderse en el medio acuático. Al trabajar con ellos, comencé a ver la vida con menos problemas y me tomo las cosas con mayor simpleza. No hay personas con capacidades diferentes ni personas con capacidades especiales; hay personas. Somos todos iguales y cada uno tiene su capacidad. Cuando veo que los chicos me abrazan y me sonríen, me genera felicidad. Lo importante es pasarla bien todos los días y vivir la vida con alegría”.

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